octubre 06, 2020
El telón del bosque, infinito escenario,
caminamos sin decidir nuestro paso.
A la sombra de promesas de eterno júbilo,
al paso de una ringla de aspecto feliz pero ciega e insatisfecha,
en una permanente búsqueda cíclica.
Nuestra zanahoria compartida vuela sobre nosotros,
transportada por los intereses de quienes nos vendieron nuestros vendajes,
tupidas mortajas sobre nuestros ojos,
nos libran de la pesada verdad.
La pesada verdad sobre nuestras vidas transportadas, pesadas pero vacías,
conduce delante nuestra,
con esa pétrea losa sobre su disfrazada entidad ungida de lúdico y acelerado desdén.
La morfina de nuestras rutinas,
las músicas que marcan el ritmo amansan y aletargan nuestras frustraciones,
el goce de la publicitada esperanza.
Ritmo de otoño, luces de ocasos, sillas desordenadas y vacías,
la escena se llena y se despeja. La finitud de la existencia es nuestra derrota,
es por ello que nuestra arrogancia se opone y se tortura
construyendo un continuo presente de espejismos.
Sinfonía de esclavos, esclavos de nosotros mismos,
en una perenne encrucijada de permanencia y de pérdida.
Fingimos, disimulamos la fragilidad en el tumulto, en los aplausos y el ruido, entre risas y velocidad, entre pantallas y confusión mediática,
pero sólo quedamos cada uno de nosotros,
sólo el cuerpo, solamente la piel, sólo la mortalidad.
https://www.galeriaurea.com/artistas/fernando-halcon
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©Fernando Halcón
septiembre, 2020
Tamaño: 77cm. de ancho x 54cm. de alto (Pinturas acrílicas, acuarelas, tintas y Lápices acuarelables sobre cartón foam grueso)
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